Cuando de pérdidas hablamos...

¡Qué terrible son las pérdidas!  Todas.

Alguien una vez dijo: "No sabes cuán fuerte realmente eres hasta que fuerte es lo único que tienes que ser."  Qué real se vuelve cuando pierdes un ser querido, o varios seres, ante diferentes situaciones.

Es de conocimiento, casi público, que el 2014 me recibió con el golpe más grande que la vida me pudo haber presentado.  Desde el principio del año mi abuela se internó en el hospital y de allí nunca salió, nunca la pude sacar.  Siempre pensé que sin ella no podría vivir, no sé, por muchas cosas que la unión que teníamos nos permitió vivir.  Arrastrando los pies seguí adelante sin olvidar esta espina en el corazón que por alguna razón siempre te persigue, como recordándote que alguien te falta todos los días.  A veces el dolor es tan fuerte que la gente a tu alrededor, si se conecta contigo, lo sentirá igual, algo así como un campo de energía.  Hace muchos años también perdí a mi otra abuela y a una de mis tías.  Las pérdidas se siguen acumulando como una bola de nieve, el problema es que cuando esa bola de nieve se explota, o se derrite, la vida cambia por completo.  Cambia para mal aunque veamos lo positivo en todo.  Cambian las ideas y los ideales, cambia la manera de ver a las personas, cambia nuestra perspectiva de vida, cambia todo lo que conocíamos porque todo en realidad ha cambiado cuando alguien nos deja para mudarse al cielo.  Piénsalo, no lo verás más, ¿qué hay en la vida más difícil que no volver a ver a alguien, a un ser querido, a un pilar en tu vida?  NADA.

Uno en realidad jamás se hace a la idea de que alguien morirá, sabes que la muerte es una realidad pero ¿cómo te haces a la idea?  Ni aún viendo a una persona ya en sus últimos momentos piensas que morirá.  Al menos así me pasó a mi.  Yo vi a mi abuela desmejorar increíblemente y nunca pude hacerme a la idea de que, efectivamente moriría, nunca, ni aún el 6 de marzo cuando ya no tenía ni pulso.  ¿Saben lo difícil que fue para mi afrontar esos últimos cinco días?  Ni yo misma a veces creo como pude, no tan solo sobrevivir sino, seguir viviendo después de esos días.  

La mayoría del tiempo hay que seguir, aunque duela y queme por dentro.  Hay que seguir pensando e imaginando que desde algún lugar nuestros seres amados nos miran y aprueban nuestra vida sin ellos.  Mamamama siempre decía que le gustaba mi sonrisa, mi alegría y mi manera de ver la vida.  ¿Qué sería yo sin esas cosas?  A veces pienso, ¿cómo soy capaz de sonreír?  Bueno, pues, a ella le gustaba, supongo que desde donde está le sigue gustando igual y aunque me vaya a la cama y llore porque durante el día no pude llamarla para contarle mis travesuras, ella ahora las ve, de todas, todas.  No tengo que llamarla más.  Su número sigue en mi celular.

Hay, definitivamente, otras pérdidas.  Como cuando en tu círculo de amistades todos empiezan a casarse y a hacer sus vidas, cerca o lejos.  Yo, feliz y contenta por ellas y ellos, aún así el círculo empieza a desparramarse.  Unos se mudan de pueblo, otros se van fuera del país, otros empiezan a dedicarse más a sus casas y van poco a poco olvidando a sus amigos.  No pasa nada, pero los demás sí que perdemos.  Mi mejor amiga, todos la conocen, Carla, se casó hace exactamente un mes y hace una semana se mudó con su esposo a Texas.  Carla no es solo mi mejor amiga, Carla es mi confidente, mi compañera de travesuras, mi psicóloga, mi consejera.  Carla es la única a la que puedo decirle las cosas en la cara y la única que me las puede decir a mi.  ¿Van entendiendo?  Yo sabía que Carla se iba a ir, aún así no pensé que sería tan rápido. 

...y así es que poco a poco se van perdiendo cosas tan preciadas como la familia, o la cercanía con las amistades.  Cosas que muchas veces damos por sentadas hasta que vemos que todo en esta vida cambia, y que solo salen adelante los que se adaptan a los cambios.  Poco a poco voy adaptándome a que Mamamama no está y que no estará más y a que por el momento la comunicación con Carla se limitará al WhatsApp y a FaceTime.  Si solo hubiera FaceTime para el cielo.

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